El amor es la mejor terapia de todas

Luego de iniciar un tratamiento con tres medicamentos sin notar mejora en las convulsiones de Andrea, deciden intentar la terapia con el Instituto del Desarrollo del Potencial Humano de Glenn Doman que duró tres años pero fue muy invasiva a nivel familiar, ya que tuvieron que cambiar las instalaciones de su hogar para adaptarse.

Después deciden viajar a Canadá un par de veces para hacer terapias respiratorias y tampoco tuvieron efecto. México fue su tercera opción y aún no encontraban una solución. Luego la familia se trasladó a China por 45 días en el 2009 para hacer el tratamiento de células madre y tampoco vieron un progreso en la condición de salud de su hija.

Acuden a la medicina tradicional y entre tanto sabían que la terapia más importante era brindarle amor y estar con ella para que no se sintiera sola, ya que en el mundo de las lesiones cerebrales hay terapias con casos exitosos y casos no exitosos. “En el caso de nosotros lamentablemente no hemos conseguido ni la terapia ni los medicamentos que ayuden a Andrea a curarse o al menos a estabilizarse” comenta su padre.

Como familia su mayor aprendizaje durante esta travesía ha sido la unión familiar y de pareja.

La comunicación constante ha sido clave porque la dinámica familiar cambia y eso afecta todo el funcionamiento de la misma. José aconseja asesorarse en todas partes, con familias que estén pasando por lo mismo y con los profesionales idóneos.